
El pensamiento lateral es un conjunto de procesos destinados al uso de la información de modo que genere ideas creativas mediante una reestructuración perspicaz de los conceptos ya existente en la mente.
Este pensamiento lateral se fundamenta en seis principios fundamentales:
Alternativas: el pensamiento lateral explora estas alternativas mediante la reordenación de la información disponible.
Revisión de supuestos: el pensamiento lateral prescinde de la validez y la valoración de las ideas y juicios.
Aplazamiento de juicios y opiniones: es prerrequisito la suspensión o aplazamiento de los juicios y criterios y la valoración de las ideas y juicios.
Ideas dominantes y factores vinculantes: es preciso concretar la idea del tema, pues si no se capta claramente, ejercerá influencia restrictiva en el pensamiento, limitando las soluciones que puedan elaborarse.
El fraccionamiento o división: es necesario evitar los efectos de inhibición implícita en los modelos fijos mediante la descomposición en varias partes, ya que ello ofrece mayores posibilidades de creación.
La inversión: se consideran los problemas o situaciones en su estructura real y se invierte ésta en un sentido u otro y luego se analizan los resultados. Se ha provocado una reordenación forzada de la información.
El pensamiento lateral lo esencial es la efectividad en si de las conclusiones; buscando nuevos enfoques y explorando la posibilidad de todos ellos. No se rechaza ningún camino. Se explora incluso lo que parece completamente ajeno al tema.