La Inteligencia Espiritual incluye todo lo que se ha investigado sobre el hombre pero lo trasciende, ya que no es una inteligencia “del” ser humano, sino que ocurre “en” el ser humano, es de la naturaleza, de la vida misma.
¿Qué podemos hacer para ser un espacio atractivo para trabajar?
Esta pregunta se la han hecho muchos directivos de empresas y líderes de proyectos al pasar la pandemia. En esos largos meses, descubrimos que había otra manera de trabajar y, sobre todo, otros intereses que fueron dejando muchas sillas vacías.
Si bien el interés por ofrecer mayor bienestar en las empresas fue algo que progresivamente fue creciendo, no fue hasta estos dos últimos años que dejó de ser un proyecto más en Recursos Humanos, casi a modo de entretenimiento, para ocupar un lugar central. Finalmente, ¡las empresas descubrieron al ser humano! No solo a la persona, sino al ser que mueve al que piensa, produce y convive con el grupo.
En las últimas dos décadas he investigado en lo que conocemos como Inteligencia Espiritual, esa capacidad que todos tenemos para conectarnos con nuestro interior, que es donde libramos nuestras mayores batallas y están las mayores conquistas, y con algo más grande que nosotros mismos.
La Inteligencia Espiritual incluye todo lo que se ha investigado sobre el hombre pero lo trasciende, ya que no es una inteligencia “del” ser humano, sino que ocurre “en” el ser humano, es de la naturaleza, de la vida misma. Es una inteligencia mayor desde donde opera la vida, por lo que la mente y el mundo humano, en el sentido literal, pueden interferir, pero nunca cambiarla.
Lo estudiado hasta ahora no incluye el sentido ético de la vida o el amor como eje de nuestras acciones, o no busca el significado profundo de las experiencias y la trascendencia del mundo tangible o reconocido por la mente racional. Ya no es la mente sino la conciencia la que determina la experiencia. Entonces, el desarrollo de la conciencia es lo que permite el uso activo de la Inteligencia Espiritual.
Se trata de una dimensión de la inteligencia humana que se ha ignorado durante mucho tiempo, pero que está volviéndose cada vez más relevante en el mundo de los negocios. Las empresas están empezando a reconocer que los empleados que tienen una mayor inteligencia espiritual son más felices, más productivos y más comprometidos con su trabajo.
Entonces, ¿cómo pueden las empresas comenzar ayudar a desarrollar la inteligencia espiritual entre sus grupos de trabajo? Aquí hay algunos consejos prácticos:
Fomentar la meditación y la reflexión
La meditación y la reflexión son herramientas poderosas para desarrollar la Inteligencia Espiritual. Las empresas pueden fomentar la práctica de la meditación y la reflexión mediante la creación de espacios tranquilos en la oficina, la organización de clases de meditación y la promoción de actividades que fomenten la reflexión, incluso aprendiendo métodos sencillos de respiración consciente, que puede ser aplicado en cualquier momento de estrés. También, creando un espacio de encuentro donde se puedan conversar temas afines a cada uno, pero no necesariamente de trabajo.
Promover un sentido de propósito
Las personas con una mayor Inteligencia Espiritual suelen tener un sentido más fuerte de propósito en la vida. Las empresas pueden ayudar a sus empleados a encontrar su propósito en el trabajo mediante la creación de una cultura empresarial que valora el impacto social y la responsabilidad corporativa. Además, interesarse por los talentos de sus empleados tendrá no solo un impacto positivo en la persona, sino en el poder creativo de la empresa.
Cultivar la gratitud y la apreciación
La gratitud y la apreciación son componentes importantes de la Inteligencia Espiritual. Las empresas pueden fomentar la gratitud y la apreciación mediante la creación de programas de reconocimiento y la promoción de una cultura de agradecimiento y apoyo mutuo. Aunque, más allá de los programas, la practica individual de cada uno con gestos de apreciación y gratitud, puede convertir una sala fría o dispersa, en un espacio donde todos querrán pertenecer.
Proporcionar oportunidades para el crecimiento personal
La Inteligencia Espiritual implica un enfoque en el crecimiento personal. Las empresas pueden ayudar a sus empleados a crecer y desarrollarse mediante la creación de programas de formación y desarrollo, y alentando a los empleados a buscar oportunidades de aprendizaje continuo, no solo con temas laborales, sino de impacto en las relaciones y la salud, por ejemplo.
Fomentar la conexión con la naturaleza
La conexión con la naturaleza es una parte importante de la inteligencia espiritual. Se puede fomentar esta conexión mediante la creación de espacios verdes en la oficina, la organización de actividades al aire libre y la promoción de prácticas sostenibles. La naturaleza misma se encarga de suavizar las tensiones tan comunes en la convivencia laboral.
Además de estos consejos prácticos, reconocer que la inteligencia espiritual es una dimensión de la inteligencia humana que es única para cada individuo. Lo que funciona para una persona puede no funcionar para otra, por lo que es importante proporcionar a los empleados opciones y oportunidades para desarrollarse trazando su propio camino. Se le brindan opciones, y cada uno va tomando lo que mejor le sirve.
He visto que entre los logros inmediatos esta la mejora en la toma de decisiones. La Inteligencia Espiritual puede ayudar a los líderes y a los empleados a tomar decisiones más sabias y fundamentadas en valores. Al tener en cuenta los valores espirituales como la compasión, la empatía y la honestidad, se pueden tomar decisiones que tengan en cuenta el bienestar a largo plazo tanto de la empresa y los empleados. También fomenta un sentido de comunidad y pertenencia, creando motivación genuina de los empleados, lo que puede llevar a un mayor compromiso y productividad.
La Inteligencia Espiritual está en todos nosotros, sólo que tal vez no la habíamos descubierto. Puede ser por su intangibilidad y porque nos muestra lo que muchas veces no queremos ver, o nos impulsa a hacer lo que antes habíamos resistido, pero finalmente trae la solución a un problema repetido o el comienzo de una etapa de apertura y productividad que, aunque deseada, no creíamos posible.
En este tiempo histórico, hacia el primer cuarto de siglo, debemos integrar los objetivos comunes de desarrollo externo, tanto sea de la ciencia, los negocios o la tecnología, a conocer y conquistar la naturaleza misma de la vida que nos habita, nos mueve y nos impulsa a la experiencia humana.
Julio Bevione
@juliobevione
Autor y comunicador
Dirige la Escuela de Inteligencia Espiritual
@escuelainteligenciaespiritual
Tomado de Forbes Centroamérica:
https://forbescentroamerica.com/2023/07/27/la-otra-inteligencia-del-ser-humano